viernes, 23 de octubre de 2015

UN ENFERMO



UN ENFERMO


En cierta parroquia, un anciano estaba gravemente enfermo y el párroco fue a visitarlo. Apenas entró en la habitación, el sacerdote advirtió una silla vacía. Estaba al lado de la cama como algo misterioso, como si estuviera ocupada por un ser invisible. El enfermo le dijo:

— Padre, pienso que en esta silla está sentado Jesús. Hace muchos años, cuando no sabía rezar, descubrí que orar era hablar amigablemente con Jesús. Así que ahora me imagino que Jesús está sentado en esta silla. Le hablo, lo escucho, le cuento mis cosas y le digo que lo amo. Y me siento contento.

Unos días más tarde, se presentó en el despacho parroquial la hija del enfermo y le comunicó al párroco que su padre había muerto. Y le dijo:

— Lo dejé solo un par de horas. Al volver a su habitación, lo encontré muerto, con la cabeza apoyada en la silla vacía, que tenía siempre al lado de su cama.

El sacerdote comprendió que había muerto en los brazos de Jesús.

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