martes, 24 de enero de 2017

20 FRASES DE SAN FRANCISCO DE SALES

20 frases de San Francisco de Sales



• La prueba de un predicador es cuando su congregación no sale diciendo "qué sermón más bonito", sino "haré algo".

• No mantengas amistad alguna más que con aquellos que puedan compartir contigo cosas virtuosas; cuanto más excelsas sean las virtudes que cultivéis más perfecta será vuestra amistad.

• Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será entonces nuestro juicio recto y caritativo.

• Dios prefiere nuestra fidelidad en las cosas pequeñas que nos encomienda, mucho más que el ardor por las grandes que no dependen de nosotros.

• Jesús en el pesebre. He aquí una buena lección para aprender que todas las grandezas de este mundo son ilusión y mentira.

• No debemos corregir nunca dejándonos llevar por nuestros sentimientos, sino únicamente por nuestra caridad.

• Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a sus hermanos, a quienes ve, ese es un mentiroso.

• No nos lamentemos, esforcémonos por someternos mansamente a la voluntad de Dios cuando lleguen "esas pequeñas molestias diarias".

• Las mismas miserias de la vida se convierten en delicias celestiales si sabemos encontrar en ellas el placer de cumplir la voluntad de Dios.

• Ninguno diga: Dispongo sólo de un talento, no puedo lograr nada. También con un solo talento puedes obrar de modo meritorio.

• Tenemos que permanecer en la barca en que estamos mientras dura el trayecto de esta vida a la otra. Y debemos hacerlo de buen grado y con amor; porque, aunque algunas veces no haya sido la mano de Dios la que nos ha puesto allí, sino la de los hombres, una vez en la barca, estamos allí porque Dios lo quiere, por lo que debemos seguir en ella de buena gana y con gusto.

• En mayor o menor medida todos perseguimos la amistad con Dios, pero únicamente las almas generosas -y, por supuesto, en muy diversos grados- penetran en la intimidad de Dios. ¡Qué diferencia a este respecto, entre un cristiano corriente, que vive en estado de gracia pero con tibieza, y el santo que pone en sus obras un gran amor!

• Las riquezas son verdaderas espinos; ellas punzan con mil espinos al adquirirlas, con muchas inquietudes conservándolas, con muchas disgustos gastándolas, y con muchas pesares perdiéndolas.

• La Cruz es de Dios, y no debemos sólo mirarla sino conformarnos con ella, como haríamos con una persona con la que nos viéramos obligados a convivir. Sin pensarlo más, hay que cargar con ella dulcemente, tomando las cosas con sencillez, como venidas de la mano de Dios, sin más reflexiones. Desnudez y pura simplicidad de espíritu.

• Soportad con toda dulzura las pequeñas ofensas, las ligeras molestias y privaciones que sufrís a diario, pues con todas estas menudas ocasiones, si las aprovecháis con amor y dilección, ganaréis enteramente su Corazón y será todo vuestro.

• En esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros mismos.

• Esta vida es breve, la recompensa por lo que aquí hagamos será eterna. Practiquemos el bien, unámonos a la voluntad de Dios. Que sea ella la estrella que guíe nuestros ojos en esta travesía. Es la manera cierta de que lleguemos con bien.

• Las penas, consideradas en sí mismas, ciertamente no pueden ser amadas, pero consideradas en su origen, es decir, en la Providencia y Bondad divina que las ordena, son infinitamente amables.

• Nadie llega jamás a la inmortalidad sino por el camino de la aflicción, y he aquí un gran motivo de consuelo para todo en nuestras penas.

• No te detengan los juicios humanos; descarga tu conciencia y no temas sino a Dios.

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