domingo, 26 de febrero de 2017

LA SEÑAL DE LA CRUZ


LA SEÑAL DE LA CRUZ



Al hacer la señal de la Cruz y pronunciando estas misteriosas palabras “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, me comprometo a obrar:

• En el nombre del Padre que me ha creado.

• En el nombre del Hijo que me ha redimido.

• En el nombre del Espíritu Santo que me santifica.

En una palabra: a actuar como hija o hijo de Dios. Este signo es la señal de la consagración de toda mi persona:

+ Al tocar mi frente ofrezco a Dios todos mis pensamientos.

+ Al tocar mi pecho consagro a Dios los sentimientos de mi corazón.

+ Al tocar mi hombro izquierdo le entrego todas mis penas y mi corazón.

+ Al tocar mi hombro derecho le consagro mis acciones.

La señal de la Cruz es en sí misma fuente de grandes gracias. Debo considerarla como la mejor preparación a la oración, pero ya es en sí misma una oración, y de las más impresionantes.

Es una bendición. Y si me emociona ser bendecido por el Papa, por un Obispo… ¡Cuánto más ser bendecido por el mismo Dios!

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