sábado, 17 de marzo de 2018

PAPA FRANCISCO LLEGA A PIETRELCINA PARA CELEBRAR EL CENTENARIO DE LOS ESTIGMAS DE SAN PÍO


El Papa llega a Pietrelcina para celebrar el centenario de los estigmas del P. Pío
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media



El Papa Francisco se encuentra ya en Pietrelcina, Italia, en la visita pastoral a esta localidad y a la de San Giovanni Rotondo con motivo de la celebración del centenario de la aparición de los estigmas al Padre Pío de Pietrelcina, y del 50 aniversario del fallecimiento del santo.

En su visita, el Santo Padre mantendrá diversos encuentros con los fieles y el clero de las Diócesis de Benevento y de Manfredonia-Vieste-San Giovanni, a las que pertenecen ambas localidades, venerará los restos del P. Pío de Pietrelcina en el Santuario de Santa María delle Grazie, se encontrará con los enfermos del hospital Casa Sollievo della Sofferenza y celebrará la Santa Misa.

El helicóptero que trasladó al Pontífice desde el helipuerto del Vaticano hasta Pietrelcina, despegó a las 7 de la mañana, hora de Italia, de este sábado 17 de marzo. A su llegada, una hora más tarde, Francisco fue recibido por el Arzobispo de Benevento, Mons. Felice Accrocca, y por el alcalde de Pietrelcina.

Tras los saludos protocolarios, y antes de dirigirse hacia el encuentro con los fieles de la Diócesis, el Papa rezó brevemente ante el olmo de los estigmas, junto al cual el Padre Pío recibió los estigmas de Jesucristo en septiembre de 1910, aunque permanecieron invisibles hasta el año 1918.


Biografía de San Pío de Pietrelcina

El P. Francesco Forgione, nombre de Bautismo de San Pío de Pietrelcina, nació en Pietrelcina, provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Sus padres fueron Horacio Forgione y María Giuseppa. Creció dentro de una familia humilde, pero como un día él mismo dijo, nunca careció de nada.

Fue un niño muy sensible y espiritual. En la iglesia Santa María de los Ángeles fue bautizado, hizo la Primera Comunión y la Confirmación. En este mismo lugar se le apareció, cuando tenía cinco años, el Sagrado Corazón de Jesús. Más adelante empieza a tener apariciones de la Virgen María que durarían por el resto de su vida.

Ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en enero de 1903. El día anterior de entrar al Seminario, tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre.

En esta visión Cristo puso su mano sobre el hombro del fraile, dándole coraje y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habló suave y maternalmente, penetrando en lo más profundo de su alma.

Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Benevento. En febrero de ese año se estableció en San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte el 23 de setiembre de 1968.

Fue canonizado por el Papa San Juan Pablo II en 2002.

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Lo que no se vio de la visita del Papa Francisco a la tierra del Padre Pío
Redacción ACI Prensa
 Fotos: Vatican Media / ACI Prensa



Este sábado 17 el Papa Francisco visitó las localidades italianas de Pietrelcina y San Giovanni Rotondo para conmemorar los 50 años del fallecimiento del Padre Pío y el centenario de la aparición de los estigmas en el cuerpo del fraile capuchino.

A continuación presentamos seis detalles que no se vieron de esta histórica visita a las diócesis de Benevento y de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo:



1. El Papa llega a Pietrelcina, rompe el protocolo y recibe una pizza

El Papa Francisco llegó a la tierra natal del Padre Pío diez minutos antes de las 8 de la mañana en un helicóptero que lo trajo desde el Vaticano. Sin embargo, una vez que descendió, rompió el protocolo y fue a pie hasta la capilla San Francisco, saludando a los fieles que clamaban “¡Viva Francisco!”. Uno de estos le entregó una pizza con los rostros del P. Pío y de Francisco.




2. Francisco reza ante el olmo de los estigmas

Durante la visita a Pietrelcina, el Santo Padre rezó brevemente en la capilla San Francisco frente al olmo de los estigmas. Según cuenta la historia, en septiembre de 1910 el P. Pío se sentó bajo la sombra de este árbol para orar al Señor, sucediendo lo inexplicable: la aparición de los estigmas. El fraile le pidió a Cristo que estos no se viesen, un pedido que fue concedido hasta 1918.




3. El tierno encuentro con los niños de la “Casa sollievo della Sofferenza”

Ya en San Giovanni Rotondo, a donde también llegó en helicóptero, el Papa Francisco visitó a unos 18 niños del área de Oncología. También conversó con el personal médico y con unas personas que, vestidas como payasos, dan ánimo a los pequeños.



4. Besa el crucifijo de los estigmas


Como parte del programa, el Santo Padre rezó unos minutos ante el cuerpo casi incorrupto del Padre Pío, en el Santuario de Santa Maria delle Grazie, donde también besó el crucifijo frente al cual el fraile recibió los estigmas en septiembre de 1918 y que seguirían presentes en su cuerpo durante 50 años.


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El Papa anima a seguir estos 3 ejemplos del Padre Pío, “apóstol del confesionario”
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media


El Papa Francisco finalizó su visita apostólica a Pietrelcina y a San Giovanni Rotondo con una Misa celebrada en la iglesia de San Pío de Pietrelcina en la que puso al Padre Pío, “apóstol del confesionario”, como referencia de oración, pequeñez y sabiduría.

En su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre estos tres conceptos a partir de las lecturas del día.

Oración

Francisco llamó la atención sobre la naturalidad y la espontaneidad con la que Jesús rezaba. Para Él, la oración no era algo opcional, “acostumbraba a retirarse a lugares desérticos a rezar. El diálogo con el Padre se encontraba en el primer lugar”.

“Si queremos imitar a Jesús, comencemos también por donde Él comenzaba, es decir, con la oración”, señaló.

A continuación, preguntó: “Nosotros cristianos, ¿rezamos bastante? Con frecuencia, en el momento de rezar, nos vienen a la mente muchas escusas, muchas cosas urgentes que debemos hacer… Entonces dejamos de lado la oración”.

En este sentido, afirmó que “San Pío, cincuenta años después de su subida al Cielo, nos ayuda porque ha querido dejarnos en herencia la oración. Recomendaba: ‘Rezad mucho, hijos míos, rezad siempre, sin cansaros’”.

Francisco insistió en la importancia de la oración: “No se conoce al Padre sin abrirse a la alabanza, sin dedicarle tiempo a Él sólo, sin adorar. Es el contacto personal de tú a tú. Estar en silencio delante del Señor es el secreto para entrar cada vez más en comunión con Él”.

También preguntó: “¿Nuestra oración se parece a la de Jesús o se reduce a ocasionales llamadas de emergencia? ¿O recurrimos a ella como tranquilizantes que deben tomarse en dosis regulares para aliviar un poco el estrés?”.

“No, la oración es un gesto de amor, es estar con Dios y llevarlo a la vida del mundo. Es una indispensable obra de misericordia espiritual. Y si nosotros con confiamos nuestros hermanos, las situaciones al Señor, ¿quién lo hará? ¿Quién intercederá, quién se preocupará de llamar al corazón de Dios para abrir la puerta de la misericordia a la humanidad necesitada?”.

Por este motivo, aseguró, “el Padre Pío nos ha dejado los Grupos de Oración”, que él mismo fundó tras la Segunda Guerra Mundial.


Pequeñez

Sobre este segundo concepto, el Papa Francisco recuerda la alabanza de Jesús a Dios porque ha revelado los misterios de su Reino a los pequeños. “¿Quiénes son estos pequeños que saben acoger los secretos de Dios?”, se preguntó.

“Los pequeños son aquellos que tienen necesidad de los grandes, que no son autosuficientes, que no creen que se puedan bastar por sí mismos. Los pequeños son aquellos que tienen el corazón humilde y abierto, pobre y necesitado, que perciben la necesidad de rezar, de confiar y de dejarse acompañar”.

De forma gráfica, explicó que “el corazón de estos pequeños es como una antena que capta la señal de Dios. Porque Dios busca el contacto con todos, mientras que el que se hace grande crea una enrome interferencia: cuando se está lleno de uno mismo, ya no queda lugar para Dios”.

Por ese motivo, “Él se dirige a los pequeños, se revela a ellos, y la vía para encontrarlo es la de abajarse, de encogerse dentro, de reconocerse necesitado. El misterio de Jesús, como vemos en la Hostia en cada Misa, es el misterio de la pequeñez, del amor humilde, y sólo se puede captar haciéndose pequeño y frecuentando a los pequeños”.

“Quien cuida a los pequeños está de parte de Dios y vence a la cultura del descarte que, por el contrario, prefiere a los poderosos y considera inútiles a los pobres. Quien prefiere a los pequeños, proclama una profecía de vida contra los profetas de la muerte de todos los tiempos”.


Sabiduría

“La verdadera sabiduría no reside en tener grandes habilidades y la verdadera fuerza no está en el poder”, aseguró el Papa Francisco en la homilía. “No es sabio el que se muestra fuerte, y no es fuerte el que responde al mal con el mal”.

Afirmó que “la única arma sabia e invencible es la caridad animada por la fe, porque tiene el poder de desarmar las fuerzas del mal”.

Recordó que “San Pío combatió el mal durante toda su vida, y lo combatió sabiamente, como el Señor: con humidad, con obediencia, con la cruz, ofreciendo el dolor por amor”.

“Y todo ello es admirado, pero pocos hacen lo mismo”, lamentó. Por el contrario, la verdadera vía de la sabiduría consiste en buscar al Señor, “y el medio decisivo para encontrarlo es la Confesión, el sacramento de la Reconciliación. Allí comienza y recomienza una vida sabia, amada y perdonada, allí inicia la sanación del corazón”.


Por ese motivo, el Padre Pío es llamado “un apóstol del confesionario”, y como tal, “también hoy nos invita al confesionario: ‘Ven, el Señor te espera. Con valentía, no hay ningún motivo tan grave que te excluya de su misericordia’”.

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Padre Pío asombró al mundo y es un ejemplo en la lucha contra el demonio, dice el Papa
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media



El primer encuentro del Papa Francisco en la tierra del Padre Pío fue con los fieles en la plaza principal, a quienes recordó en líneas generales la figura del santo, un fraile que “asombró al mundo”.

“Este humilde hermano capuchino ha asombrado al mundo con una vida dedicada a la oración y a la escucha paciente de sus hermanos, sobre cuyos sufrimientos derramaba como bálsamo la caridad de Cristo”, explicó el Papa.

Francisco reconoció su alegría por estar presente y recordó que allí fue donde el Padre Pío “nació e inició su larga y fecunda vida humana y espiritual”. Ahí “aprendió a rezar y a reconocer en los pobres la carne del Señor, hasta que creció en el seguimiento de Cristo y solicitó ser admitido entre los Frailes Menores Capuchinos”.

Francisco añadió que también fue allí donde “comenzó a experimentar la maternidad de la Iglesia, de la cual fue siempre hijo devoto”.

Aludió también a un periodo difícil para el santo en el que “fue fuertemente atormentado en su interior y temía caer en el pecado, sintiéndose atacado por el demonio”.

“¿Vosotros sabéis que el demonio existe?”, preguntó a los fieles que respondieron con un “¡sí!”. "El demonio se mete dentro de nosotros, nos mueve, nor atormenta, nos engaña", añdió.

“El Padre Pío se sumergió de lleno en la oración para adherirse cada vez mejor a los diseños divinos” y “a través de la celebración de la Santa Misa, que constituía el corazón de cada jornada suya y la plenitud de su espiritualidad, alcanzó un elevado nivel de unión con el Señor”.

Además, destacó como en ese mismo periodo “recibió de los alto dones místicos especiales, que precedieron en sus carnes a los signos de la pasión de Cristo”.

El Papa también remarcó que “siguiendo su heroico ejemplo y sus virtudes podéis convertiros también vosotros en instrumentos del amor de Jesús hacia los más débiles”.

“Al mismo tiempo, considerando su incondicionada fidelidad a la Iglesia, debéis dar testimonio de comunión, porque solo la comunión edifica y construye”.

El Pontífice deseó que "este territorio pueda traer una nueva vida de enseñanzas de vida del Padre Pío en un momento no fácil como el presente, mientras la población decrece progresivamente y envejece porque muchos jóvenes son obligados a irse a otras zonas a buscar trabajo”.

"Un territorio que se pelea todos los días asusta a la gente, está enfermo y triste. Una tierra en la que todos se quieren más o menos bien y no desean el mal, crece, se hace grande y fuerte”. Por tanto, “por favor, no perdáis tiempo en pelear entre vosotros. Esto no hace crecer, no hace caminar”, improvisó.

Además, deseó que “no falte una atención solícita y cargada de ternura a los ancianos, patrimonio incomparable de nuestras comunidades”.

“Animo a esta tierra a custodiar como un tesoro precioso el testimonio cristiano y sacerdotal de San Pío de Pieltrecina: que ella sea para cada uno de vosotros un estímulo para vivir en plenitud vuestra existencia, en el estilo de las bienaventuranzas y con las obras de misericordia”, concluyó.

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