Mostrando entradas con la etiqueta EDUCACIÓN DE HIJOS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta EDUCACIÓN DE HIJOS. Mostrar todas las entradas

viernes, 8 de julio de 2016

LLEGARON Y LLEGAN LAS VACACIONES ESCOLARES, AYUDA PARA PADRES E HIJOS


Vacaciones Escolares
No es un momento litúrgico marcado por la Iglesia, pero siendo un tiempo de descanso y convivencia intensa, pueden aprovecharse para crecer espiritualmente


Por: P. Fintan Kelly L. C | Fuente: Catholic.net 




Las vacaciones, aunque no son un momento litúrgico marcado por la Iglesia, decidimos incluirlas, pues siendo un tiempo de descanso y convivencia intensa, pueden aprovecharse para crecer espiritual y humanamente en familia. A continuación, ofrecemos algunas ideas para aprovechar las vacaciones

I. Trabajar en los valores y virtudes
Familia Escuela de Virtudes

Los padres de familia pueden aprovechar las vacaciones para trabajar de manera personal con cada hijo en alguna virtud que consideren necesario desarrollar, cumpliendo un plan de trabajo para lograrlo. Este puede adaptarse según la edad del niño.

Una virtud es un hábito, una costumbre buena. Las virtudes humanas y sobrenaturales son las herramientas con las cuales vamos a poder vivir los valores en nuestras familias. Los padres de familia, para poder educarlas, debemos conocerlas, vivirlas y propiciarlas tanto en nosotros mismos como en nuestros hijos.

II Trabajar en el desarrollo de los talentos personales

Dibujo, Niño, Figura, Artes, Talento, TarjetaOtra idea para las vacaciones es leer la Parábola de los talentos en familia y hacer un ejercicio en el que cada uno descubra cuáles son sus talentos y como los puede hacer crecer en las vacaciones poniéndolos al servicio de los demás.

Los talentos se pueden agrupar en áreas distintas:

Sociales
Intelectuales
Morales
Artísticas
Deportivas

Conviene orientar estos talentos hacia un constante agradecimiento a Dios. También, motivar el compartirlos y disfrutarlos. Se puede tener un calendario en el que cada día, los niños vayan marcando qué talentos desarrollarán ese día y cómo lo harán. En la noche, conviene dar gracias a Dios por el esfuerzo realizado.


III Obras de misericordia.

Las Manos, Corazón, Azul, Mantener, Símbolo, Amor, DedoEste tiempo de vacaciones se puede aprovechar para llevar a cabo obras de misericordia en familia.
Para ello, conviene establecer en nuestro calendario de vacaciones actividades como las que se sugieren:

Visitar un Hospital o Asilo de Ancianos: Se pueden preparar canciones y galletas para acompañar a quienes sufren. Deben tener claro que están realizando una Obra de Misericordia y que es a Cristo vivo a quien están visitando.

Ayudar a los más necesitados, recopilando papel periódico, ropa o comida para luego entregarla en la Parroquia, Cruz Roja o alguna institución que los niños decidan.

Organizar un Taller del Juguete: se trata de reparar, repintar y arreglar aquellos juguetes que ya no utilizan y que pueden servir de entretención a otros niños.
Consulta nuestra sección Especial del  Año Jubilar de la Misericordia

IV Entretenimiento con formación humana y espiritual

Se pueden seleccionar libros y películas con un mensaje para leer, ver y analizar en familia.

V Agenda para vacaciones:

Cuaderno, Calendario, Deja, Rojo, Azul, Blanco. Puede resultar muy útil hacer un calendario o agenda de vacaciones en la que cada día pongamos una frase para reflexionar y un propósito para cumplir. Se les puede hacer atractivo a los niños si se hace en forma de libreta y en cada día se deja un espacio para que ellos escriban o dibujen lo que hicieron ese día.
Se recomienda comenzar con esta agenda el día viernes para poder seguir correctamente la secuencia de las vacaciones.


Agenda para vacaciones
Calendario


Domingo 3  de julio.“El Domingo es el primer día de la semana” Hay que comenzar la semana bien. El Domingo es el primer día de la semana. Para dar un buen empuje a la semana, asistimos a la santa Misa. Hacer un buen examen de conciencia para confesarme bien.

4 de julio. Yo soy el camino...” Todos hemos tenido la experiencia de estar perdidos alguna vez. En esta vida hay muchas personas perdidas, pues no saben cómo hacer el bien. Jesús nos enseña cómo ser buenos. Rezar un Padrenuestro y un Avemaría en familia

5 de julio “Dios te salve María llena eres de gracia” La Virgen María está llena de gracia. Significa que ella tiene un alma muy hermosa, no tiene ningún pecado. Sería bueno comenzar el verano confesándote para que tengas un alma pura como la de María. Haré un sacrificio buscando ayudar a mi mamá en algo que me cuesta

6 de julio“Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas” Cristo dio su vida para salvar a todos los hombres muriendo en la cruz. Él pagó por nuestros pecados para que todos nos salváramos. Recogeré mi cuarto

7 de julio “El buen pastor conoce sus ovejas” Cristo es el buen pastor que conoce a cada una de sus ovejas. Cada uno de nosotros es una oveja de Cristo. Debemos tratar de quedarnos en el rebaño de Cristo y no extraviarnos. Daré un beso a mis papás por la mañana, lo primero de todo.

8 de julio “Dijo el ángel a María: El Señor está contigo” Dios está con cada persona que le ama. Tú puedes tener a Dios siempre contigo, si evitas el pecado. Voy a tratar de no pecar durante el verano para agradar a Jesús. No veré la televisión de 5 a 6 p.m. y lo ofreceré por las vocaciones sacerdotales.

9 de julio “Yo soy la luz del mundo” En este mundo hay muchas tinieblas. Es el mal que hay en el mundo. Jesús quiere iluminar el mundo entero por medio de nosotros. Cada uno de nosotros debe ser luz donde vive. Obedeceré a mis papás en todo con alegría.

10 de julio “El que no trabaja no merece comer” San Pablo dijo esta frase. Dios quiere que trabajemos mucho y que no seamos flojos. Hoy voy a tender mi cama

11 de julio “Llevaron a Jesús y lo azotaron” Azotaron a Jesús porque le odiaron. Cada vez que yo peco doy un azote a Jesús. Por eso, voy a tratar de hacer todo lo posible para ser bueno. No comeré dulces por la tarde y lo ofreceré por los sacerdotes del mundo y los pobres.

12 de julio “Hijo, he aquí a tu madre” Cuando Cristo estaba muriendo en la cruz nos dio un gran regalo: el de su propia Madre. Debemos agradecer a Dios por este don de su Madre. Ofreceré una comunión espiritual a Jesús por los que no lo aman.

13 de julio “El que come mi carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna” Jesús nos promete darnos la vida eterna o el Cielo si nosotros comulgamos. Por eso, es muy importante recibir a Jesús en la Comunión para poder ir al Cielo. Comulgaré -si ya hice la Primera Comunión- o haré una comunión espiritual.

14 de julio “Haced el bien a los que os odian” Debemos amar, no sólo a las personas que nos caen bien, sino también a las que nos caen mal. Dios ama a todas las personas y nosotros también debemos amarlas. No me pelearé con mis hermanos

15 de julio “Lo que perdonen en la tierra, será perdonado en el Cielo” Cristo quiere que siempre nos acerquemos a Él por medio de la confesión. No dejemos a este amigo esperando. La primera oportunidad que tengas, prepara bien tu confesión y acércate a tu amigo. Daré un juguete o una ropa a un niño que no lo tenga.

16 de julio “Yo soy la Verdad” No todo el mundo sabe la verdad. En este mundo hay muchas mentiras. Jesús nos enseña la verdad sobre Dios, sobre el hombre y sobre la vida. No diré malas palabras ni ofenderé a nadie.

17 de julio “Esta es mi sangre que será entregada por vosotros” En la Eucaristía, Jesús nos da su propia sangre. Él lo hace porque nos ama. Debemos mostrarnos muy agradecidos con Él comulgando mucho. Comeré todo lo que me sirvan.

18 de julio “Lo coronaron de espinas” Se burlaron de Jesús, coronándolo de espinas. Muchas veces yo me burlo de los demás. No debo ridiculizar a los demás. No comeré entre comidas..

19 de julio “Santa María, Madre de Dios” María es la persona humana más bendita porque ella siempre trató de agradar a Dios. Cada vez que hacemos algo bueno, Él nos mira con complacencia. Leeré un trozo del Evangelio.

20 de julio “Después de la muerte, viene el juicio” Dios nos ha dicho que después de nuestra muerte seremos juzgados por todo lo que hemos hecho durante nuestra vida. Por eso, es muy importante vivir una vida santa y evitar el mal. Arreglaré mi cuarto y ordenaré las cosas

21 de julio “El que persevere hasta el final se salvará” Es necesario siempre tener paciencia y no perder la esperanza. Debemos esperar en Jesús especialmente en los momentos de dificultad. Seré el último en servirme la comida

22 de julio “Yo soy la puerta” Jesús nos dice que Él es la puerta para entrar al Cielo. No existe otra puerta. Muchas personas no saben que Él es la puerta al Cielo. Rezaré un misterio por las vocaciones y las almas del Purgatorio.

24 de julio “El Domingo es el día de descanso” Los cristianos descansamos los Domingos para poder dar tiempo a Dios. Procuramos siempre ir a Misa para renovar nuestro amor a Dios. Iré a Misa y la oiré completa

25 de julio Jesús desea que todos vayamos al Cielo. Por eso, nos creó: para estar siempre con Él en el Cielo. Quiere que todas las almas se salven. Ayudaré a poner la mesa

26 de julio “Cargaron a Jesús con una cruz” Todos tenemos que llevar una cruz, pues todos tenemos que sufrir algo. Debemos ayudar a los demás a llevar su cruz. Haré un sacrificio buscando ayudar a mi mamá en algo que me cueste.

27 de julio “Dijo el ángel a María: bendita tú entre todas las mujeres” María es bendita porque tiene a Jesús. Toda persona que tiene a Jesús es feliz. Tú siempre puedes ser feliz si tienes a Jesús en tu alma. Bendeciré la mesa antes de la comida.

28 de julio “La Misa es un banquete” Has ido a muchas fiestas y te has divertido mucho. La Misa es una fiesta en la cual Cristo nos sirve el mejor manjar: su propio Cuerpo Ayudaré, con gusto, en casa en aquello que me pidan.

29 de julio “Dios no quiere que nadie se pierda y vaya al infierno” Dios ama a todos los hombres y por eso mandó a su Hijo a este mundo para salvarlos para que nadie se pierda. Rezar el Credo por la noche, antes de acostarme para aumentar mi fe.

30 de julio “Cristo fue obediente hasta la muerte en la cruz” Jesús siempre obedeció a su Padre. Cuando su padre le pidió aceptar libremente la muerte en la cruz, Jesús dijo que sí. Visitaré a alguien que esté enfermo o solo.

1 de agosto de julio “Soy la Resurrección y la Vida” Cuando uno está desanimado, Cristo le puede levantar o animar. Todos tenemos momentos de tristeza y de alegría. Debemos acudir a Cristo para animarnos. Daré una limosna a un pobre.

2 de agosto “Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios” La persona que tiene un corazón puro, no tiene maldad. Nuestro corazón debe ser como una fuente cristalina de donde brota agua fresca. Obedeceré a mis papás en todo con alegría y prontitud.

3 de agosto “Jesús cayó bajo el peso de la cruz” A veces las dificultades son grandes. Nos hacen sufrir mucho y hasta llorar. Lo importante es ayudarnos mutuamente a llevar nuestra cruz. Hoy voy a tender mi cama

4 de agosto “María envolvió al Niño Jesús en unos pañales” La primera persona que vio el cuerpo de Jesús fue la Virgen María. Ella cuidó a Jesús cuando Él era chiquito. Nosotros recibimos el mismo cuerpo de Jesús cuando comulgamos. Rezaré un misterio por la conversión de los pecadores.

5 de agosto “La Misa es el sacrificio de Cristo” Cada Misa es importante porque Cristo muere y resucita en ella. Cuando estamos en Misa, estamos en el Calvario.

domingo, 5 de junio de 2016

PADRES ANCIANOS - MIS PAPÁS? NO TENGO TIEMPO!!


Padres Ancianos
¿Mis papás? ¡No tengo tiempo!


Por: Salvador I. Reding V. | Fuente: Catholic.net 




Para los jóvenes padres de familia, cuidar a sus bebés, ayudarlos en su absoluta dependencia para subsistir, a aprender a caminar, y a valerse cada vez más por sí mismos, es vivido como un camino mágico, esperado y muy satisfactorio, cuya recompensa es ver desarrollarse al hijo y convertirse en una personita. Cuidarlos cuando enferman, es una preocupación que se puede llevar al extremo, para que sus males sean bien atendidos, medicinados y seguidas las instrucciones del médico. Nadie cuestiona esta responsabilidad y satisfacción.

Es muy fácil dar amor y apapacho a un bebé o a una niñita encantadora, o un abrazo a un niño. La satisfacción paterna es fácil de conseguir y lleva al orgullo de ser protector y cuidador de los hijos que crecen. Estas satisfacciones se convierten en orgullo que puede llegar a la soberbia, la presunción consigo mismo del deber cumplido.

Pero hay otro extremo de la vida, la decadencia con los años, que convierte a personas vigorosas de la edad madura en ancianos, cada vez más necesitados de ayuda de todo tipo: material, física y psicológica -por no especificar espiritual. Quienes no mueren en el camino de la vida, se hacen viejos, con una creciente dependencia de gente más joven, que en toda cultura humana, es vista como responsabilidad fundamental de los hijos, y en segundo lugar de otros parientes, como los hermanos menores.
La responsabilidad para con los viejos es tan importante como para con los infantes; éstos crecen y aquellos decrecen, los niños son cada día menos dependientes y los viejos cada vez más, los niños ganan fuerza, los viejos la pierden. Aquí empiezan los problemas para quienes, como adultos en plenitud de vida, enfrentan necesidades de sus padres que envejecen: ¡que lata con el viejo!

Tal como la memoria histórica de los pueblos los hace olvidar y repetir los errores pasados, de acción y de omisión, las personas tienden a olvidar lo recibido de sus padres, desde el cuidado y alimentación recién nacidos, hasta sacrificios personales de tiempo y dinero para su educación. Y no es falta de memoria histórica familiar, es un mecanismo egoísta para olvidar la dedicación paterna y materna recibida.

Muy fácilmente, los padres de familia jóvenes y en edad madura, egoístamente pueden despreciar cada vez más lo recibido de sus padres, dándolo como una obligación que cumplir sin mayor mérito, pero al mismo tiempo llegan a sobreestimar sus propias acciones para con sus hijos. El egoísmo y la sobre-autoestima se imponen, desestimando a sus padres.

Atender a los padres que envejecen o ya ancianos, es vista por adultos egoístas como carga incomodísima, que demanda algo que quieren tener para su exclusivo provecho: tiempo. Una vez que un adulto empieza a sentir la necesidad paterna de dedicarles tiempo, la alternativa se hace presente: si dejo mis cosas para ver a mis papás, me pesa, y si no les doy tiempo, me remuerde la conciencia. La solución más fácil: desoír la conciencia.

El envejecimiento humano es sinónimo, desgraciadamente, de pérdida de facultades, y al mismo tiempo puede serlo de testarudez, necedad, mal carácter y cerrazón a ideas y costumbres que a través de su vida llegaron a considerar como propias: yo tengo razón y las nuevas generaciones están equivocadas. Los viejos chochean, entorpecen sus movimientos, pierden la memoria reciente y enferman cada vez más fácil y más perennemente. ¡Que lata son los viejos!
Sí, los padres que envejecen o ya ancianos son una carga, pero es el proceso vital de todo ser viviente. Esta carga es, para una recta conciencia libre de egoísmo, una responsabilidad ineludible, a cumplir con el mismo amor con que se atiende a los hijos al prepararlos para la vida. Pero la dificultad de atender a los viejos es más gratificante que atender a los hijos, y el premio divino inmenso.

No podemos hacernos sordos ni ciegos ante la demanda de atención de los padres viejos, cuya mayor dolencia es la soledad. En todas las culturas humanas y todas las religiones, esta responsabilidad es muy grave; es primero corresponder a la atención y amor recibidos mientras se crecía, con todas las fallas y errores que ello pudiera haber tenido. Salvo casos muy particulares de irresponsabilidad paterna, el saldo de amor y cuidados que recibimos, es muy favorable a los padres. Olvidarlo es tan, tan cómodo... que pensar en ello mortifica el uso de mi tiempo: sacrificar mi ocio tan agradable en pasar tiempo con los viejos...

La Biblia es muy clara en cuanto a la responsabilidad para con los padres ancianos, con todas sus debilidades, fallas y exigencias. La palabra de Dios es más exigente que cualquier palabra humana sobre el deber ante los padres. Dios no deja de amenazar a quien no lo cumple y de ofrecer recompensa a quien da amor a sus viejos. (Ver Eclesiástico, Cap. III, Vers. 1-18).
En conclusión: debemos dar a nuestros padres envejeciendo los que necesitan de nosotros, en cosas materiales -lo más cómodo-, pero esencialmente en tiempo, tiempo lleno de calor humano, de cariño y de mucha, mucha comprensión de sus debilidades de ancianidad y de su soledad. De paso, no olvidar que, si no morimos en plenitud de vida, también nos haremos ancianos y requeriremos tiempo de nuestros propios hijos quienes, naturalmente, repetirán lo que nos vieron hacer o dejar de hacer.

miércoles, 6 de abril de 2016

SEIS CONSEJOS PARA ENSEÑAR A LOS HIJOS A SER AGRADECIDOS


Seis consejos para enseñar a los hijos a ser agradecidos



 (ACI).- El SIAME en México publicó un artículo en el que presenta seis consejos para enseñarles a los hijos a ser agradecidos.

En el texto de Dulce María Fernández, se recuerda que “el mundo de hoy necesita reaprender el valor de la gratuidad. Estamos sumergidos en esta sociedad que solo busca acciones que lleven al éxito”.

A continuación seis consejos para educar en la gratuidad:

1.- Demostrar con nuestro agradecimiento en la oración que Dios nos quiere, que nos ama con un amor infinito, más allá de nuestros méritos: Por eso nos regala un sol que sale todos los días, una luna que ilumina nuestras noches, unas estrellas que adornan el cielo, un paisaje que cambia con las estaciones del año, un río, un arroyo, una playa, un mar; así como el frío, el calor, la lluvia, el viento o la nieve.

Nos regala todo para que nos sorprendamos y encontremos variedad en la naturaleza y en las personas.

2.- Enseñarles a agradecer agradeciendo: Evitar en el trato diario esa mala costumbre de dar todo por hecho. Que vean que damos las gracias cuando nos ceden el paso, o cuando nos sirven los alimentos, o cuando nos atienden en un hospital, o cuando el maestro nos enseña.

3.- Darles ejemplo en el trato diario: En nuestra “casita sagrada”, de todo lo que unos hacemos por los otros, cumpliendo con nuestras obligaciones, expresándonos un agradecimiento aunque no haya visitas. Se aprende a agradecer agradeciendo.

4.- Estar lo más cerca posible del esposo, la esposa y los hijos, especialmente cuando atravesamos momentos de sufrimiento: Ahí es cuando hay que derramar ternura y aplicar la famosa “cariñoterapia” que recomienda el Papa Francisco, aprovechando el momento para recordarnos entre familia que Jesús nos quiere, que siempre está a nuestro lado pase lo que pase, y que hay que agradecer hasta los malos momentos, porque nos pueden llevar a reconocer a Dios y su misericordia en nuestra vida familiar. Así de grande es su  amor de gratuidad. Como decía San Pablo: “Todo es para bien de los que aman a Dios” (Rom 8, 28).

5.- Reconocer en familia que los dones o talentos que hemos recibido de Dios han sido gratuitos: la unión, la alegría, la inteligencia, el sentido del humor, la dulzura, la empatía, la conversación agradable, la amabilidad, el ser deportista, el tener buen sazón, el carisma personal, entre otros muchos dones.

No podemos exigir a los demás algo a cambio de eso. ¿Cuánto cuesta dar un abrazo o regalar una sonrisa? ¿Cuál es el precio de escuchar durante media hora? ¿Qué nos quita el ir a visitar a un anciano o  a un enfermo? ¿Cuál es el precio que hemos puesto a los minutos que nos ha dado Dios gratis?

6.- No sentirnos privilegiados porque tenemos “algo” que los demás no tienen: “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿de qué te glorías?” (I Cor 3,7). Y de todo lo que hemos recibido gratis  lo más grande es el amor de Dios, que Cristo mereció por nosotros.

Ahora Cristo nos pide que lo demos a los demás igualmente gratis, y lo podemos hacer en familia de un modo concreto: id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.

viernes, 15 de enero de 2016

SIETE MANERAS DE CRIAR HIJOS INFELICES


7 maneras de criar hijos infelices 
¿Qué padre o madre –en su sano juicio– no buscan a toda costa la felicidad de sus hijos? Y sin embargo, su comportamiento denota muchas veces lo contrario. 


Por: P. Adolfo Güémez, L.C. | Fuente: Catholic.net 




El título de este artículo ya es de por sí ridículo. ¿Qué padre o madre –en su sano juicio– no buscan a toda costa la felicidad de sus hijos? Y sin embargo, su comportamiento denota muchas veces lo contrario.


Voy a mencionar 7 conductas que sin duda harán que el futuro de tus hijos sea infeliz:


1. Dales todo lo que te pidan: los hijos son caprichosos por naturaleza. Siempre lo han
sido. Exigen lo que quieren, y si no… ¡ya saben que palito tirar para que sus papás se
derrumben a sus pies! El problema no son ellos. El problema son los padres, que antes eran capaces de resistir a sus presiones, pero que hoy se doblan ante esos pequeños tiranos con más facilidad que un popote.

2. Evítales toda frustración: el instinto de un papá o mamá es el de proteger a sus hijos de todo peligro. Y eso está bien. Pero una cosa es la protección, y otra la sobreprotección. Cuando se busca que los niños simplemente no tengan ningún contratiempo, estás haciéndoles vivir en un mundo ilusorio. Y tarde o temprano tú no estarás ahí cuando les toque conocer el de verdad. A los niños hay que educarlos. Y esto significa también enseñarles a superar las dificultades, a defenderse de las agresiones, a proteger a los débiles, a compartir con el que no tiene, aunque conlleve una renuncia. No seas fácil en resolverles todos sus problemas. Deja que aprendan. Como dice el viejo proverbio: «No les des el pescado, mejor enséñales a pescar».

3. Sé el primero en romper las reglas: en toda casa deben de existir reglas. Y los primeros obligados a cumplirlas deben ser los padres. Cuando le pides a tu hijo algo que tú mismo no eres capaz de hacer, estás dañando tu propia autoridad. Y viceversa, si eres el primero que cumples lo que dices, entonces generarás una gran admiración y emulación de parte de ellos.


4. Muéstrate perfecto: claro que tú también te equivocas, pero no por eso eres peor persona. Aprovecha tus errores para enseñarles a tus hijos lo que no deben de hacer. El peor error es esconder con vergüenza los propios errores.

5. Llénalos de cosas: vivimos en un mundo materialista, y esto nos influye fuertemente.
Creemos que el cariño se demuestra sobre todo con regalos. ¡Nada más equivocado! El verdadero amor es incondicional, y si tú, para expresar amor o sentirte querido siempre lo haces con regalos, entonces tus hijos crecerán pensando que para amar antes tienen que recibir algo. Acostúmbralos a descubrir que hay personas y acciones por las que vale la pena darlo todo, aunque uno no reciba nada a cambio.

6. Confundir inteligencia con madurez: es muy fácil escuchar a papás que dicen: «Es que mi hijo es muy inteligente. Por eso siempre me saca lo que quiere». No puedes permitirte esto. Aunque a veces pareciera que piensan más rápido que tú, que tienen preguntas que no sabes, que sacan conclusiones asombrosas, no confundas esto con la madurez, que es la capacidad de ser responsables, de actuar de acuerdo a la palabra dada. Una pregunta difícil no los hace superiores a ti.

7. Trata a Dios como si sólo existiera los domingos: si tu relación con Dios se limita a la misa dominical y poco más, viviendo el resto de la semana como si no existiera, entonces estrás generando una dicotomía muy fuerte en su alma. Los niños saben que Dios es lo más importante. Que está vivo. Que toca todos los aspectos de la vida. Es por esto que deben ver esto reflejado también en ti: en la manera en que das gracias, en que encomiendas tu día, enque bendices los alimentos, en que te confiesas, comulgas, etc.

miércoles, 13 de enero de 2016

TRUCOS PARA FOMENTAR LA COMUNICACIÓN EN FAMILIA


Trucos para fomentar la comunicación en familia 
Crear el clima de confianza necesario en la familia para que los niños puedan preguntar y hablar libremente en casa es fundamental. El cambio que se produce entre los siete y los doce años es gigantesco y es en esta etapa donde los padres debemos sentar las bases de la comunicación en familia.


Por: Fabrizio Piciarelli |




A medida que los niños van creciendo, empiezan a recibir mucha información nueva que deben ir "chequeando" en su apertura hacia el exterior.

Crear el clima de confianza necesario en la familia para que los niños puedan preguntar y hablar libremente en casa es fundamental. El cambio que se produce entre los siete y los doce años es gigantesco y es en esta etapa donde los padres debemos sentar las bases de la comunicación en familia.

Además, necesita saber dar razón a sus amigos del porqué de algunas exigencias de sus padres o de sus propias decisiones: sobre el tiempo de uso de las nuevas tecnologías, respecto a la sobriedad en los gastos, del porqué no acude a determinados planes o si no ve una serie de televisión. Las preguntas no se pueden "programar", y aunque siempre contestemos en el momento, conviene buscar un momento posterior pata tratarlo de nuevo con mayor tranquilidad.

Por el contrario, en ciertos temas, si la pregunta no surge del hijo la debemos provocar los padres con el fin de adelantarnos a situaciones que, de no producirse esa conversación, se darán a corto plazo. Así, por ejemplo, existe un abismo entre que a un hijo le explique el origen de la vida humana su padre o su madre, a que se entere por medio de una conversación con los compañeros del colegio o por medio de una revista juvenil.

1.   Fomenta ocasiones para el diálogo en familia, como por ejemplo, cenar sin televisión y sin teléfono móvil.

2.   Un buen plan para los fines de semana son las excursiones familiares, que nos permiten hablar de los temas que no nos dan tiempo en el día a día.

3.   Procura que entre los hermanos no se "coman" el tiempo de intervención del más tímido o el más lento a la hora de intervenir en las tertulias familiares.

4.  Dedica un tiempo exclusivo, de vez en cuando, a solas con cada hijo. En un ambiente relajado es más fácil que nos transmitan sus inquietudes.

5.   Da importancia a sus cosas, a sus peleas con los amigos o al primer grano que le sale a los doce años y que le hace sentirse horrible. Nunca nos riamos de ellos, pues estaremos cortando de lleno la comunicación con nuestro hijo.

6.   Un momento ideal para charlar un ratito es justo antes de dormirse, cuando ya está metido en su cama y se siente relajado. Podemos sentarnos junto a él y dejar que nos cuente algo que le ocurrió ese día o que le preocupe.

7.   ¿Quién no recuerda las mañanas de domingo en el dormitorio de sus padres? Si acude al despertarse y se mete en vuestra cama para resguardarse del frío, posiblemente se anime a haceros alguna confidencia. No dejéis pasar el momento.

8.   Aprovecha los momentos oportunos. Otro momento puede ser cuando uno de los cónyuges viaja por trabajo y los hijos rápidamente hacen turnos para dormir con papá o mamá. Esa noche quizá podamos aparcar en la mesita de noche nuestro libro y dedicarnos a hablar con nuestro hijo.

9. Aprovecha el día de su cumpleaños o de su santo para sacarle del colegio en el rato de la comida. Le hará sentirse importante delante de sus compañeros y estará más receptivo a las sugerencias que le hagas en ese momento tan especial.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

HIJOS ALEJADOS DE LA RELIGIÓN


Hijos alejados de la religión




Un estudio reciente concluyó que la mitad de los jóvenes estadounidenses que crecieron como católicos no se identifican ahora como tales. Pensad en lo que esto significa: en los últimos 20-30 años, la mitad de los niños que han sido bautizados o que han recibido la confirmación y la mitad de los jóvenes que se han casado probablemente han abandonado la Iglesia. Otra de las conclusiones de este estudio es que cuatro de cada cinco católicos que abandonaron la Iglesia lo hicieron antes de los 23 años.

La mayoría de nosotros conoce esta situación por propia experiencia. Todos conocemos padres en nuestra parroquia que están dolidos por la lejanía de sus hijos. Puede ser incluso que sean nuestros hijos e hijas los que se han distanciado. El enfado e intentar dar respuestas rápidas a preguntas no formuladas no es eficaz

A continuación indicamos siete estrategias sencillas que puedes utilizar a partir de ahora para hacer volver a tu hijo. No es un esquema para una conversión rápida, porque estos pasos necesitan meses o años. Pero son indicaciones que se han verificado en el camino que lleva de nuevo a la fe.

1. Oración, ayuno y sacrificio
Si no haces estas tres cosas, puedes olvidarte de los otros pasos. Empieza a rezar desde ahora cada día durante 5-10 minutos por la vuelta de tu hijo. La parábola de Jesús sobre la viuda persistente en la oración (Lc 18, 1-8) confirma que Dios ama la oración continua, incluso si rezas pidiendo cada día por la misma necesidad. No abandones y no pienses que tu oración es ignorada e inútil. Recuerda las oraciones de Santa Mónica por su hijo, San Agustín.

2. Fórmate: Biblia y Catecismo
No puedes ofrecer lo que no tienes. Seguramente la idea de compartir la fe te entusiasma, pero entusiasmo y buena voluntad no te llevarán muy lejos. Tienes que conocer tu fe. Las mejores dos fuentes son la Biblia y el Catecismo. Familiarízate con ellas y léelas cada día, en pequeñas dosis. Después busca buenos libros católicos que te ayudarán a explicar y defender la fe; así estarás preparado cuando tu hijo te revele sus principales problemas con la Iglesia.

3. Plantar las semillas
Antes de que empieces a discutir sobre Dios o la Iglesia con tu hijo, tienes que plantar pequeñas semillas de fe y confianza en su vida. Una semilla es el amor incondicional. Tu hijo tiene que saber que le amas a pesar de todo: a pesar de sus elecciones morales o de su lejanía de la Iglesia. Debe saber que deseas por completo su bien. Sólo entonces te escuchará.

4. Empezar la conversación
En un determinado momento, necesitarás iniciar un diálogo sobre Dios y la Iglesia. Podrías decir: "¿Puedo preguntarte algo? Me pregunto si un día serás capaz de hablar sobre temas espirituales. Sé que tú relación con la Iglesia no es clara, ¿pero estarás dispuesto a hablar sobre ello algún día conmigo? Sólo quiero oír lo que tienes que decir".
¡Y haz sólo esto: escuchar! Tu objetivo es saber por qué tu hijo se alejó de la Iglesia. Las razones que te dé pueden ser distintas a las que tu esperas. Pregúntale en qué cree y por qué; y qué le alejó. No respondas de inmediato a las objeciones o las críticas, acéptalas. Esto implica que tendrás que morderte la lengua, pero ¡vale la pena!

5. Impulsar el diálogo
Ahora ya sabes por qué tu hijo se alejó de la Iglesia. Tal vez se ha alejado involuntariamente. Tal vez ha cambiado de religión. Tal vez no está de acuerdo con la enseñanza moral de la Iglesia. O tal vez es que ya no cree en Dios. Cualquiera que sea el motivo, ha llegado el momento de discutir sobre estos factores.
Habla con alegría y de manera positiva para aclarar cualquiera de sus ideas equivocadas. Por ejemplo, si dice: "Nunca crecí espiritualmente como católico”, lo más seguro es que nunca entendió del todo la Eucaristía o nunca se le enseñó nada sobre los grandes maestros espirituales de nuestra tradición. Propónselos con amabilidad y anímale a reconsiderar sus ideas.

6. Invítale y conéctalo
Cuando tu hijo muestre curiosidad e inclinación a volver, invítale a un evento de la parroquia. Puede ser un retiro de fin de semana, o un pequeño grupo parroquial de estudio o un evento comunitario. Tu objetivo es acompañarle en la vida de la parroquia, para que así restablezca los vínculos comunitarios de fe. Pero no te precipites. Invítale sólo después de que él haya expresado su deseo de volver, pues en caso contrario conseguirías sólo que se aleje de nuevo.

7. Cerrar el círculo
Por último, tienes que ayudar a tu hijo a reconciliarse formalmente con la Iglesia. Mucha gente, cuando llega este momento, se queda bloqueada. Un sacerdote me explicó una vez el caso de una señora que había abandonado la Iglesia cuando era adolescente y permaneció alejada durante más de treinta años. ¿Su motivo? No sabía cómo volver.
No dejes que esto suceda. Cuando tu hijo ya esté preparado para volver, habla con tu párroco y determina los pasos justos para cerrar el círculo. Tal vez sólo necesita una buena confesión, o tal vez lo más apropiado para él sea el Rito de la Iniciación Cristiana de Adultos. Un buen sacerdote puede valorar la situación y determinar los mejores pasos que hay que seguir.

Obviamente, sólo hemos rascado la superficie de esta hoja de ruta. La clave es no perder nunca la esperanza. Desesperanza no es una palabra del diccionario de Dios. Mientras tu hijo siga respirando, existe la esperanza. Dios ama a tu hijo más incluso que tú mismo. Por mucho que puedas desear que tu hijo vuelva a casa. Dios desea su vuelta infinitamente más y trabaja incesantemente para que esto suceda, incluso cuando la situación parece desesperada.

Confía en Dios, pídele que siga actuando en la vida de tu hijo y confía en Su ayuda para que vuelva a casa.


Brandon Vogt / Religión en Libertad

domingo, 15 de noviembre de 2015

EL MEJOR CATECISMO: MIS PAPÁS REZANDO


El mejor catecismo: mis papás rezando
!Qué alegría para unos padres escuchar de su hijo, que fueron ellos, con su vida y ejemplo, su mejor catecismo!


Por: Marcelino de Andrés y Juan Pablo Ledesma | Fuente: Catholic.net 




Hay recuerdos infantiles que se graban indelebles en la memoria y el corazón. Así como hay lecciones que uno, sin darse mucha cuenta, aprende de pequeño para siempre.

Recuerdo por ejemplo una que, aunque común y casi desapercibida entonces, ahora me parece magnífica. Mi padre, de vez en cuando, me preguntaba cuánto le quería, y yo, abriendo y estirando los brazos a más no poder -como queriendo abarcar el mundo entero- le respondía: “así”; pero percibía que mis bracitos no alcanzaban a medir el inmenso amor que sentía por él. Mi madre, teniéndome en su regazo, también me lo interrogaba, y yo, contestando lo mismo, le abrazaba el cuello lo más fuerte que podía; pero sintiendo que me faltaban fuerzas para demostrarle todo mi amor por ella.

En hechos tan simples fui aprendiendo una lección digna de todo un tratado y de una entera vida: que el amor que uno llega a experimentar por su padre, no hay metro que lo mida; y que ante la deuda incalculable de amor con nuestra madre, siempre nos descubriremos faltos de fuerzas para saldarla del todo.

Es en el hogar donde se aprende el amor; donde se aprende a amar. Y junto a ésta, otras lecciones magistrales tienen su cátedra en la familia. Son los padres los maestros que deben ir grabando en sus hijos, con cosas sencillas de hoy, otras que no han de olvidar nunca mañana.

Así es como creo que muchos de nosotros no podremos olvidar que fue de nuestros padres de quienes recibimos el tesoro de la fe y de quienes aprendimos a rezar.

A este propósito, acabo de leer unas líneas preciosas y emocionantes, escritas por alguien que a su vez guarda imborrable en su alma la gran lección, impartida por sus padres, de cómo hablar con Dios. Voy a dejarle la palabra a él, auque esto se lleve la mitad de este artículo. A mí no me importa. Y tú mismo pensarás lo mismo tras escucharlo:

"En casa, nada de piedad expansiva y solemne; sólo cada día el rezo del rosario en común, pero es algo que recuerdo claramente y que lo recordaré mientras viva...

“Yo iba aprendiendo que hace falta hablar con Dios despacio, seria y delicadamente. Es curioso cómo me acuerdo de la postura de mi padre. Él, que por sus trabajos en el campo o por el acarreo de madera siempre estaba cansado, que no se avergonzaba de manifestarlo al volver a casa; después de cenar... se arrodillaba, los codos sobre la silla, la frente entre sus manos, sin mirar a sus hijos, sin un movimiento, sin impacientarse.

Y yo pensaba: Mi padre, que es tan valiente, que es insensible ante la mala suerte y no se inmuta ante el alcalde, los ricos y los malos, ahora se hace un niño pequeño ante Dios. ¡Cómo cambia para hablar con Dios! Debe ser muy grande Dios para que mi padre se arrodille ante él y también muy bueno para que se ponga a hablarle sin mudarse de ropa.

“En cambio, a mi madre nunca la vi de rodillas. Demasiado cansada, se sentaba en medio, el más pequeño en sus brazos, su vestido negro hasta los tacones, sus hermosos cabellos caídos sobre el cuello, y todos nosotros a su alrededor, muy cerquita de ella. Musitaba las oraciones de punta a cabo, sin perder una sílaba, todo en voz baja.

Lo más curioso es que no paraba de mirarnos, uno tras otro, una mirada para uno, más larga para los pequeños. Nos miraba, pero no decía nada. Nunca, aunque los pequeños enredasen o hablasen en voz baja, aunque la tormenta cayese sobre la casa, aunque el gato volcase algún puchero. Y yo pensaba: Debe ser sencillo Dios cuando se le puede hablar teniendo un niño en brazos y en delantal. Y debe ser una persona muy importante para que mi madre no haga caso ni del gato ni de la tormenta.

“Las manos de mi padre, los labios de mi madre... ellos fueron mi mejor catecismo."

¡Qué mayor alegría y satisfacción para un padre y una madre que escuchar del propio hijo, a la vuelta de los años, que para él fueron ellos, con su vida y ejemplo, el mejor catecismo!

miércoles, 19 de agosto de 2015

EN EL HOGAR SE APRENDE A SER


En el hogar se aprende a ser
La generosidad se enseña con el ejemplo, la constancia, el esfuerzo, con delicadeza y amor, y sobre todo, todo hecho con naturalidad y alegría


Por: Salvador Casadevall | Fuente: Catholic.net 




Es frecuente escuchar que los hijos aprenden de sus padres y padres que aprenden de sus hijos.
Existe un lenguaje no verbal, que sustituye o acompaña nuestras palabras. Es el clima que creamos a nuestro alrededor, ordinariamente a través de cosas muy pequeñas como, por ejemplo, una sonrisa cordial o una mirada de aprecio. (Julia Burggraf)

Esto sucede siempre que haya generosidad por el medio.

Un hogar donde sus integrantes son generosos, es tierra fértil para que todos eduquen a todos.
La virtud de la generosidad vivida, es de las virtudes humanas que más nos acercan a la felicidad.
Cuando uno la vive intensamente, más satisfecho se encuentra con los actos que realiza.

Siete pasos para la felicidad que van muy unidos al ser generoso:

Piensa menos, siente más.
Frunce menos, ríe más.
Habla menos, escucha más.
Juzga menos, acepta más.
Mira menos, haz más.
Quéjate menos, aprecia más.
Teme menos, ama más.

Y así como hay pasos que llevan a la felicidad, citemos también cinco errores que dificultad el ser feliz y generoso:

1)    Magnificar sucesos negativos.
2)    No perdonar nuestros propios errores.
3)    Ser incapaces de cerrar las heridas del pasado.
4)    No tener ilusiones.
5)    No proyectarnos hacia adelante.
En en nuestro clima familiar siempre debe haber  un nuevo amanecer

La generosidad es un acto desinteresado por el cual una persona se esfuerza en dar algo de sí misma con el fin de cubrir la necesidad de otro.
Se busca hacer feliz al otro, haciéndole un bien.

La generosidad se enseña con el ejemplo, la constancia, el esfuerzo, con delicadeza y amor, y sobre todo, todo hecho con naturalidad y alegría.

No sirve la generosidad practicada con cara larga.
Necesita ir unida a la sonrisa, a la alegría.
Es una virtud que se vive y uno ni sabe ni se da cuenta cuando la está enseñando.

Es bueno que nos hagamos algunas preguntas:

¿Soy generoso con mi tiempo?  

-Papá, se la pasa en la oficina la mayor parte del tiempo y a mí siempre me atiende a las corridas. Lapidaria reflexión de un chico.

¿Me olvido que si quiero ser padre educador, mis hijos necesitan parte de mi tiempo?

El tiempo es sin duda, el bien más preciado que administramos.
Si lo perdemos ya no lo podremos recuperar Los hijos crecen muy rápido como para vivir distraídos.
Lo que no hicimos cuando debíamos, ya no lo podremos hacer.

¿Enseñamos a compartir las cosas?

-Papá, siempre me dice que le tengo que prestar la bicicleta a Juan, pero cuando le pido prestado su raqueta pone mala cara.
Si queremos enseñar a compartir, la primera generosidad la tendrán que aprender de nosotros.

¿Soy generoso en las cosas de la casa? ¿Ayudo, para que los chicos ayuden?

-Papá siempre me hace sacar la basura, pero él nunca mueve un dedo.

Sin duda el hogar es la mejor escuela para educar en la generosidad.
Ayudar en las múltiples tareas que en la casa hay es una manera de formar en la responsabilidad y en la generosidad.
En la casa se aprende de las pequeñas colaboraciones como el dar algo mío para el bien de todos.
Y los padres no podemos excluirnos y debemos ser los primeros en dar el ejemplo.

Este tipo de detalles, y tantos más, se nos presentan a diario, y si los vivimos con naturalidad harán que en casa se viva un intenso ambiente familiar y nos vayamos educando unos a otros en esta gran virtud del ser generoso.

Una de las grandes alegrías de la vida es tener una familia unida. (Enrique Rojas).

En la familia es el mejor  ámbito para ser concebido, para nacer, para crecer, para envejecer y para morir con la dignidad propia de la persona humana.

Y en este nacer y morir la familia deberá ser testimonio de una característica cristiana de vida, característica fundamental en todo creyente, que es la alegría. La generosidad con alegría.
Que no es pasarse la vida riendo, sino saber enfrentar las circunstancias que tenemos que vivir con la serenidad que da la alegría cristiana, incluso cuando muerte y vida, tristeza y gozo, salud y dolor, se dan en nuestra vida.
A veces, muchas veces, muerte y vida, tristeza y gozo, salud y dolor se dan juntas. Se viven juntas. Sepamos asumirlas con alegría.
Sepamos ser generosos con alegría, pues generosidad sin alegría no vale la pena ser generoso.

Por último contaré una anécdota que leí tiempo atrás y que me hizo ver cómo un chico había entendido bien lo que significaba vivir la virtud del ser generoso.
Se refería a un chico de nueve años, de condición humilde, que trabajó un verano para poder darse algunos gustos porque sus padres no podían sostener sus vacaciones.
Realizaba trabajos manuales y recibía monedas de propina. Un buen día logró juntar cinco pesos y decidió ir a comer un helado.
Entró en una confitería. Se sentía muy importante gracias a que podía obtener, con su esfuerzo, lo que quería.
Entonces le preguntó a la chica que atendía:
-Señorita, ¿cuánto cuesta un helado bañado en chocolate?
-Cinco pesos, le contestó.
-¿Y si no está bañado en chocolate?
-Cuatro  pesos con cincuenta, fue la respuesta.

El niño le pidió uno y lo comió disfrutando mucho "su" helado.
Enorme fue la sorpresa que tuvo la chica, y mayor su emoción, cuando el chico se retiró y, al limpiar la mesa, encontró 50 centavos de propina.
Había renunciado a comer un helado bañado en chocolate, para poder ser generoso con quien lo había atendido.

Con padres generosos, los hijos serán generosos.

martes, 28 de julio de 2015

DELIMITACIÓN DE RESPONSABILIDADES


Delimitación de responsabilidades



Señores Padres: No soy docente, pero convivo con una, lo cual por un lado me permite saber en qué consiste su trabajo, y por el otro me da la ventaja de no tener compromisos con los padres de los alumnos, por lo cual voy a decirles lo que pienso, como es mi costumbre.

Si usted es de esos padres en vías de extinción que se preocupan por la educación de sus hijos, entonces no lea el siguiente texto ya que no es para usted.

En cambio si es de esa nueva generación de padres "modernos y copados" que creen que la escuela es un depósito de chicos para que no molesten cuando usted chatea en Facebook, mira fútbol y novelas, o simplemente duerme la siesta, entonces hágame el favor de leer estas definiciones que seguramente le aclararán el panorama:

- Los docentes enseñan lengua, pero enseñarle a su hijo a no vagar por la calle a los gritos faltando el respeto a quienes lo oyen le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan anatomía, pero enseñarle a no embarazarse a los 13 años le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan biología, pero enseñarle a no matar por diversión le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan informática, pero enseñarle a no pasarse 10 horas por día en las redes sociales le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan dibujo y pintura, pero enseñarle a no escribir paredes y rayar autos le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan contabilidad, pero enseñarle a no gastar la plata en alcohol, tabaco y drogas le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan geografía, pero enseñarle a no estar el día entero fuera de su casa le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan ética, pero enseñarle a respetar a los mayores y no burlarse de las personas con discapacidades le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan gimnasia, pero enseñarle a no correr huyendo de sus actos irresponsables le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan historia, pero enseñarle a forjarse una propia, limpia de manchas le corresponde a usted.

- Los docentes enseñan matemáticas, pero enseñarle a no SUMAR errores, a no RESTAR esfuerzos, a no MULTIPLICARSE antes de tiempo, y a no DIVIDIR familias, eso le corresponde a usted.

Las sociedades funcionan cuando todos hacen su aporte. Los docentes, aunque mal pagos, hacen su trabajo con vocación.

Usted señor padre....... ¿está haciendo el suyo?

sábado, 25 de julio de 2015

10 IDEAS PARA EDUCAR MEJOR A LOS HIJOS


10 ideas para educar mejor a los hijos
La conducta tiene una fuerza educativa o transformadora muy poderosa

Por: Fernando Sarráis 




El Doctor en Medicina por la Universidad de Navarra y especialista en Psiquiatría Fernando Sarráis ha ofrecido, en la jornada de talleres del 37 Congreso de APAS de Fomento (FEPACE), sus claves para “Educar a los hijos en la adversidad”. La intervención de Fernando Sarráis, que tuvo lugar en los colegios de Fomento Torrenova y Miralvent, se puede resumir en 10 ideas para educar mejor a los hijos:



· “El que algo quiere algo le cuesta”. La buena educación ha de costar a las dos partes: formador y formado. No se debe tener miedo a hacer sufrir al educar, siempre que se quiera a la personas a educar, pues el cariño impide pasar la frontera que lleva a producir un trauma psicológico.

· “El mejor educador es el ejemplo”. Si queremos que alguien a quien tenemos la responsabilidad de educar aprenda algo, debemos hacerlo nosotros delante de ellos con la mayor frecuencia posible. A veces, hacemos odioso aprender por un exceso de repetición oral de lo que se debe aprender.

· Enseñar en Libertad. En la educación de una personalidad madura es de capital importancia enseñar a ser libre, con la responsabilidad que supone recibir un premio o castigo como consecuencia de la propia conducta libre. La libertad, junto con hacer el bien, es necesaria para ser feliz en la vida, por ello es necesario no tener miedo a la libertad de la persona educada. El miedo es un gran enemigo de la buena educación, pues supone educar con el corazón (la afectividad) y no con la cabeza (la razón).

· “Aprender a poner buena cara al mal tiempo”. Uno de los capítulos más difíciles de aprender del libro de la vida es “sufrir con alegría”. Si no se logra este aprendizaje las personas suelen vivir, comportarse y pensar en función de evitar por miedo cualquier sufrimiento. Esto impide que las personas se planteen y aspiren lograr grandes objetivos en la vida, que llena la necesidad de realizarse personalmente y evitar la sensación de insatisfacción crónica que lleva a la infelicidad.

· Voluntad y constancia. Es necesario plantear modelos atractivos de modos de ser, pues si una persona quiere con fuerza lograr ser de una determinada manera, tendrá la fuerza y la constancia para poner los medios necesarios para lograrlo: “querer es poder”. Por esto es importante que las personas adultas que rodean a un joven en formación sean unos buenos modelos, pues fomentan el afán de emulación o imitación en el joven.

“O vives como piensas o acabas pensando como vives”.

La conducta tiene una fuerza educativa o transformadora muy poderosa. De aquí la importancia de hacer lo que se quiere enseñar a los jóvenes alumnos. Una manera de lograrlo es que el educador y el educando lo hagan juntos.

· “Educar más con la cabeza que con el corazón”. Enseñar es una tarea más de la razón que de la afectividad. Un educador que se mueve más por sus emociones que por la razón debe encargar esa educación a otro educador.

· “La unión hace la fuerza”. La educación es una tarea de varios educadores, del padre y la madre en el caso de la educación familiar. De aquí la importancia de lograr un buen acuerdo entre los varios educadores de un joven, y de no desautorizarse entre sí, sino de comunicarse para evitar las diferencias educativas en los temas capitales y establecer los límites de cada territorio educativo de cada uno de los educadores.

· “Sembrar buena semilla suele producir buena cosecha”.

Un mal clima puede hacer que no sea una cosecha abundante pero no una mala cosecha. De ahí la importancia de no tirar la toalla en el proceso educativo en los momentos en que parece que no se consiguen los objetivos deseados, ya aparecerán más adelante. No cansarse de dar buen ejemplo y buenos consejos aunque en algunos momentos se consiga lo contrario, pues es un problema de libertad personal, y la libertad siempre se debe respetar. Siempre es mejor educar bien que dejar de educar. Educar en esos momentos oscuros es, también, una manera de enseñar la paciencia y la constancia.

· Exigencia con amor. Los hijos no se trauman tanto por la excesiva exigencia, si se sienten queridos, como por la falta de exigencia, que a veces supone un mayor cariño del educador a sí mismo que al educando pues es más fácil y cómodo dejar hacer, ceder, evitar la confrontación y sentirse querido por el educando a corto plazo si se le deja hacer lo que le gusta.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...